Buenas a tod@s
Durante estos últimos días he hecho algunas fotuquis a alguno de mis clásicos Nascar animado por la adquisición del Fairlane de David Pearson(Revell) que ya reposa en la vitrina junto al Torino Talladega del mismo Pearson. Tienen algo los Nascar, tanto los clásicos como los modernos, esas decoraciones tan coloristas, su tamaño, su aroma a Hamburguesa con queso y cocacola helada.Tiene algo esta competición que no tienen las carreras en circuito que estamos acostumbrados a ver y es que te permite ver en directo desde tu localidad a casi 50 coches corriendo a 300 km/h ,casi pegados, a lo largo de un óvalo; grande como el de Talladega, o pequeño como el de Bristol. Desde tu asiento ves todo lo que ocurre en el óvalo, en los boxes, todo, absolutamente todo, olvídense ustedes de esperar a que los bólidos pasen cada minuto y medio por la curva de nuestra localidad y en la que por término general, nunca pasa nada. Si Keselowski arrolla a Carl Edwars y éste sale por los aires, usted, amante de las emociones lo podrá ver desde cualquiera de las localidades del óvalo.Lo reconozco soy fan de la NASCAR y aunque algunos me odien disfruto más viendo una carrera en Diferido en Teledeporte de esta disciplina tan genuinamente estadounidense que asistiendo al coñazo que supone ver una carrera de F1 donde, seamos sinceros, casi nunca ocurre nada. Por mucho que el Calvo de la sexta intente, sin éxito en mi caso, que lleguemos al orgasmo cada vez que Alonso gana una carrera.
Aunque el coche me ha quedado un poco a su bola, la cosa era mostrar a Fireball con su Galaxie Revell.
La NASCAR es espectáculo, sobre todo espectáculo y además cuna y casa de pilotos excepcionales. Hay gente que conozco, que piensa que un piloto de fórmula 1 en la NASCAR se aburre, piensan, desde la ignorancia, que es una disciplina tan súmamente fácil, que un piloto de fórmula uno pasaría por encima de cualquiera de los "redneck" que pilotan estas berlinotas que tanto me gustan. En fin, Montoya es un ejemplo claro de lo que cuesta adaptarse a esta disciplina que adoro.
Soy un clasicómano, lo reconozco, un coche que tenga más de 30 años me enamora, soy así, no puedo evitarlo, pero además los NASCAR modernos me atraen de manera brutal, su colorido, la acumulación de patrocinadores, las decoraciones emblemáticas como las CAT, DE WALT, LOWES, M&MS, etc, me vuelven loco, me empachan de color. En la actualidad hay 3 marcas que regularmente, unas más ( SCALEXTRIC, SCX) y otras menos(CARRERA) nos proponen todos los años introducirnos en este mundo construido por esos "paletos" que tan bien entienden el espectáculo. Yo ya he picado con un par de NASCAR modernos y voy a por más.
A lo largo de la semana iré poniendo más fotos sacadas en el jardín, pero fotomontajes habrá pocos, no encuentro material de base...
No pensaba extenderme demasiado, dado que en esta primera entrega no hay mucho material fotográfico. Tan sólo un par de fotomontajes con el Galaxie del malogrado Fireball Roberts, un GRANDE de la NASCAR que murió muy muy joven, aunque todo el material fotográfico que he revisado me muestra a un joven que parece un cincuentón. Y como veis, en realidad, únicamente dos fotos del modelo de Revell que las he ido poniendo en diferentes contextos. Salió un día nublado y pude rascar muy poco.
No es una decoración que se vea por nuestros lares, Revell nos trae muy poquitas muestras de su excelente trabajo en los NASCAR clásicos, y como casi siempre tenemos que esperar a que una bajada del dolar nos invite a comprar al otro lado del charco. No hay mucho material gráfico donde insertar las fotos que le hice al Galaxie, pero encontré una foto de Fireball Roberts posando sobre un coche( no el Galaxie en cuestión) y me dije, se merece un homenaje.
A lo largo de la semana iré poniendo más fotos sacadas en el jardín, pero fotomontajes habrá pocos, no encuentro material de base...
SALUD
7 comentarios:
Celebro con alegría tu regreso al Blog, con unas excelentes foptografías, y mejores composiciones. ¿Qué puedo decir? Prácticamente desconocido en España, este espectáculo automovilístico aúna deporte, riesgo y emoción a partes iguales, pero, sobre todo, espectáculo. Música, color, chicas bonitas, enormes monstruos de caballajes brutales, pilotos que recuerdan a modernos gladiadores y una conducción al límite son una fórmula casi irresistible, y todos sabemos cómo dominan los yankees el show-bizz.
Y si queréis ver conducción en condiciones extremas, aún quedan algunos -los menos- circuitos no ovales, como Riverside, donde en angostas curvas han de pasar a velocidades de vértigo una cuarentena de bólidos.
Todo lo dicho, pero multiplicado por dos, era la NASCAR en los años 60, con coches más parecidos a los de calle, sin electrónica, y con motores de gran cubicaje llevados al límite de su potencia, lanzados a velocidades superiores a los 250 km/h. Y "Fireball" Roberts murió como su premonitorio sobrenombre anunciaba, en una bola de fuego, en un accidente en las World 600 celebradas en el circuito de Charlotte, en mayo de 1964. Testigos afirman que desde el interior de su bólido en llamas pidió a gritos ayuda al piloto Ned Jarret, que acudió a socorrerle, pero fue sacado con quemaduras de 2º y 3º grado en el 80% de su cuerpo, y falleció porcas semanas después.
Bienvenido pues, sea este homenaje que Guillermo hace a la memoria de un gran piloto.
Qué grande Guillermo!! Espectacular artículo, muy tuyo, original, fresco y espumoso. Apetece sentarse con gran perrito y coca cola para verles pasar, NASCAR, estoy con vosotros, puro espectáculo. Lástima que aquí no lo entendamos, y me incluyo, tan bien como otras disciplinas. Poco más que una carrera a las tantas, con suerte, y lo poco que llega con novedades de lo que está pasando... en fin.
Gracias por esas fotos, y ese foto montaje de fábula.
Si hay algo que me gusta de mi blog son mis lectores, las cosas como son, soy vagoneta e inconstante por lo que mis entradas suelen ser simplemente bocetos. Si amigos como Jorge Luis y Demo responden y completan mis entradas, que más se puede pedir.
Cracias compañeros.
Jorge, lo más paradójico de Roberts, además de lo premonitorio de su apodo, fue la alergia que le producían los monos de pilotaje que aunque no eran ignifugos del todo ya se fabricaban en materiales poco inflamables. En fin. Fue un grande que murió demasiado pronto. El episodio de su muerte a mi me angustió bastante, la gente desde la grada escuchando impontente los gritos de ayuda mientras el coche ardía. Ned jugándose el tipo, en fin. Pasen y vean, esto es la NASCAR, esto es espectáculo, esto es américa. Algún día hablaremos sobre la parte negativa, la dificultad que historicamente ha tenido la gente de color para acceder a esta disciplina que tiene su origen en la América más profunda. Quizá dedicarle una entrada a Wendell Scott no estaría mal. Quien a pesar de todo ya está instalado en el International Motorsports Hall of Fame.
Si tú haces las fotos, yo puedo enviarte una breve reseña biográfica de este otro gran piloto, que superó enormes dificultades para poder ser "uno más" entre los pilotos blancos de la época. ¡Lástima que la magnífica reproducción que Revell le ha dedicado tomara como base el Ford Fairlane de 1967, y no el Galaxie de 1965! (del primero no tengo constancia de que llegase a pilotarlo, del segundo tengo testimonios gráficos -tú mismo me enviaste uno- de que efectivamente lo hizo en las temporadas de, al menos, 1965 y 1966.
Un fuerte abrazo, y no nos dejes del todo ..., que siempre es refrescante leer tus entradas.
Primero tengo que adquirir el Fairlane, prioricé el del Pearson, y está rechulo. A ver si me coincide un finde de sol, es fundamental, mis fotos necesitan el sol, jejejejeje.
Siendo un desconocedor de todo aquello relacionado con la NASCAR y con el automovilismo americano en general, he de admitir que estos clásicos tienen duende y que, las carreras que he podido seguir en vídeos de los de cinta magnética y alguna que otra carrera que pude ver gracias a la magia de las parabólicas, es innegable el increíble espectáculo que ofrecen.
Gracias Guillermo por acercarnos todo este mundo automovilístico a los profanos.
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